Sí, Vicky tiene un vestido, un impresionante traje de novia firmado por Balenciaga que ha heredado de una paciente. Un vestido que será el detonante de todo, el punto de partida de una historia romántica con un previsible final. Sí, Vicky tiene el vestido, pero también tiene otras cosas. Tiene un trauma que superar, un sentimiento de culpa que le impide mirar hacia el futuro con ilusión. Vicky es una profesional preparada, una buena cardióloga que se preocupa por sanar los corazones de sus pacientes mientras ignora las necesidades del suyo. Vicky tiene una gran pena, y por eso, a pesar de que solo es una treintañera, se ha convertido en una mujer triste, gris, melancólica y, aunque da la sensación que nunca ha sido la alegría de la huerta, ahora Vicky parece una mujer que vive en un perpetuo lunes. Vicky también tiene una buena amiga; Marisol, una peluquera autónoma –presumo valiente-, madre soltera, aficionada al esoterismo, divertida y, sobre todo, muy “echá palante...
Al mal tiempo un buen libro