La última novela del escritor barcelonés no tiene como protagonista a su culto inspector Heródoto Corominas, aunque podríamos encontrar algunas similitudes, ni transcurre en las imaginarias calles de Ofidia, la ciudad inventada por el autor. Esta novela negra la protagoniza Justo, “el hombre que barre la mierda de Dios”, -reza una sentencia en las primeras páginas- y ocurre en la Barcelona del casco antiguo, la cercana al mar, la de las estrechas y oscuras calles repletas de turistas gourmets. Una curiosidad, la foto de la portada, la que retrata a un barco situado en una fachada de la calle Anisadeta es del mismo Carlos Bassas. Justo Ledesma es un viejo que se despierta cada vez más temprano sin más objetivo, en apariencia, que callejear por su barrio como un alma en pena. “Ahora soy una carga para la sociedad, dicen. Un parásito. Una pensión que podrían ahorrarse si tuviera a bien realizar el muy solidario acto de quitarme de en medio.” Un viejo infeliz y nostálg...
Al mal tiempo un buen libro