
Pero en este caso la cosa si va en serio, no en vano
Pere Cervantes estuvo siete años cocinando la novela, tiempo para documentarse
y reflexionar sobre un tema que nos inquieta a todos y que introduce en la
historia con mucho ingenio: ¿Es la muerte
realmente el final?
Esa pregunta también se la hace Nadia, una
cardiocirujana que será testigo de una ECM (Experiencia Cercana a la Muerte) de
uno de sus pacientes que le cambiará la vida, o al menos su manera de entenderla.
El paciente vuelve a la vida tras sufrir una muerte clínica durante su intervención y le describe a Nadia, poco después, detalles y conversaciones que se dieron
en el quirófano en el momento fatídico y que solo ella y el cuadro médico presente conocían. Obsesionada por el suceso sobrenatural, la cardiocirujana, decide investigar un fenómeno que la ciencia aún no ha podido etiquetar.
En paralelo otra investigación, la del mundo real, la
que aún tiene entre manos el inspector jefe del Grupo de Desaparecidos; Coque
Brox. El tiempo no juega a su favor, los Mossos están a punto de coger el
relevo a la Policía Nacional en Barcelona y la jefatura a la que pertenece Brox, al
igual que la ciudad que le vio crecer, se desmantela en aras de la novedad.
Coque investiga la desaparición de su compañero; el Palmica, un hombre
carismático y leal al que piensan le ha dado boleto mientras trataba de
esclarecer una trama de prostitución con menores de por medio. Feo asunto que
ensuciará la reputación de algún que otro burguesito catalán.
Coque Brox es un descubrimiento, el personaje clave,
para mí,el punto fuerte de la obra. Desde la primera página ya intuyes que no
está bien, algo se le ha roto, y no solo su mirada, también su alma. Brox es acromatópsico, es
decir, ve el mundo en blanco y negro y cabe decir que el autor le saca mucho juego a este defecto ocular del protagonista. Un drama familiar y
personal preside el día a día del inspector, dejándole muy pocos momentos de paz. Tal vez los
únicos ratos de pausa los consigue cuando no es él sino Avenger,
un personaje que Oliver, su compañero de piso, le creó en el mundo virtual con
la esperanza de distraerle. Nuestro protagonista es intenso, algo seco, muy
irreverente y, sobretodo, decidido. Su hija adolescente es su desvelo, lo único que lo
mantiene en pie, y aunque ahora se han distanciado, Coque luchará por
recuperarla.
Tres mundos se ponen sobre la mesa; el virtual, el real
y el sobrenatural. Tres personajes dispuestos a buscar respuestas y una potente
trama policial que espera una solución, son los pilares sobre los que se
construye este sorprendente thriller. Como mezcla Pere Cervantes los diferentes
planos manteniendo el hilo argumental del caso es digno de leerse, la
estructura tripartita de la novela ayuda. A la historia súmale una narración
también intensa y directa - como Coque-, con toques de humor y buenos diálogos.
También giros argumentales que te dejan clavado, sentencias y reflexiones de
nivel cerrando casi todos los capítulos – y son 54-. Motivos más que de sobra
para correr el riesgo y abrir la mente a lo paranormal mientras conoces a un
personaje que estoy segura dará más guerra.

Esta
es su tercera novela policíaca después de haber publicado las veneradas No
nos dejan ser niños y La mirada de Chapman, ambas en
Ediciones B.
Desde
el año 2016 es colaborador habitual en la Cadena SER (SER Cat), en «3-14-16: La
nit que no s’acaba», y coguionista del largometraje La soledad de las
ballenas, del director de cine Rodolfo Carnevale, en la actualidad en fase
de preproducción en Argentina.
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