
Estamos ante una
novela de envergadura, y no lo digo por las más de quinientas páginas con las
que nos sorprende el autor, sino por lo bien narrada que está. Al grano, tres
voces se turnan para construir este monumental thriller. El personaje del que
todo parte – pienso que podría ser el inicio de una saga- es Aldo Monteiro, el
inspector jefe de homicidios y desaparecidos de la Policía Nacional. Un hombre
peculiar, algo estrambótico si me apuras, cabezota a más no poder y reservado,
sobretodo eso, reservado, porque en las
muchas páginas que ha tenido para dejarnos entrever el porqué de sus desvelos y
obsesiones - conoce la vida y milagros
de todos los santos habidos y por haber- al bueno de Aldo no le ha dado la gana
desnudarse ante nosotros. Le adivinamos una mala experiencia personal barra
amorosa con la madre de su hijo pero poco más. En parte es ese el atractivo del
inspector, su ambigüedad combinada con su hermetismo.
A Monteiro se le
avisa tras la aparición de un cadáver que guarda relación con un caso que se le
enquistó al inspector y que le costó más de un disgusto. Es el 5 de diciembre,
o como diría Aldo; el día de san Sabas, y allí, en el piso impoluto del difunto
conoce al teniente de la Guardia Civil; Julio Mataró. En ese momento se formará
un tándem muy interesante, una relación laboral y a medias personal que no solo
enriquece la novela sino que ayuda a mostrarnos la historia desde otra
perspectiva diferente; la de Julio, un policía menos temerario que el inspector
aunque con igual arrojo. La pareja mixta; un Policía Nacional y un Guardia
Civil da mucho juego en la novela, sus diálogos, a veces llenos de doble
sentido y siempre muy trabajados, nos ayudarán a seguir fácilmente la trama de
la investigación pero también a conocer mejor el carácter de los personajes.
El tercer personaje
clave es Silvia, la autora del asesinato que ha reunido a nuestro tándem.
Tranquilos, no pasa nada, el mismo autor nos lo desvela en las primera páginas.
Una gran idea de Carlos Ortega Vilas la
de dejarnos ir por delante en la investigación, nos da ventaja en cuanto a
quién y al cómo, nos faltará el móvil, que iremos descubriendo paso a paso.
Resulta inevitable empatizar hasta las trancas con esta introvertida y
misteriosa mujer. Sí, sabes que es culpable, intuyes que es más lista de lo que
parece y además tampoco le deseas el fracaso a Monteiro, no? pero es que no lo
puedes evitar, la justicia no es siempre justa, ¿verdad?. Silvia se nos
presenta como una mujer vulnerable y distante que arrastra un trauma que deberás
descubrir, su historia es una de las tramas potentes de la novela y cuando es
su voz la que toma el control de la narración el ambiente se transforma. La
literatura se une aquí a la acción y a la intriga, aportando calidad a una
novela que no te dejará dar nada por sentado y que al terminarla posiblemente te quedarás con ganas de más. Bienaventurados
los amantes de la novela negra y de la buena literatura porque para ellos es el
“Santo al Cielo”.

Me ha encantado tu reseña y estoy de acuerdo punto por punto. ¡Qué grandes momentos pasé con esta novela! Lástima que no sea más conocida, porque para mí le da mil vueltas a otros libros que se presentan con una tremenda fanfarria y luego quedan en nada. :) Un saludo.
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