Para este mes de mayo la lectura escogida ha sido: "Retrato de una dama"; una de las obras más populares del escritor y crítico literario estadounidense Henry James, publicada en 1881.
La dama en cuestión es Isabel
Archer, una joven norteamericana que tras la muerte de su padre es rescatada
por su tía; la Sra. Touchett, que ha viajado hasta Albany para conocerla y
llevársela a Gardencourt; el imponente hogar de su acomodada familia en
Inglaterra. Isabel se emociona ante la perspectiva de viajar a Europa y conocer
mundo, y es que la protagonista de esta obra, es una mujer inteligente, curiosa
y llena de ideas, una mujer que aspira a ser libre y desarrollar su intelecto
acumulando experiencias vitales y conocimientos, ¿y dónde mejor que en el viejo
continente, rodeada de sus tesoros, sus tradiciones y de su cultura
sofisticada?
En este traslado transoceánico
encontramos uno de los temas recurrente en la obra de James; el
contraste entre la sociedad norteamericana y la europea, especialmente la
inglesa, nacionalidad que acabará adoptando. Isabel Archer posee los rasgos
atribuidos a la sociedad del Nuevo Mundo: valiente, optimista y de mentalidad
abierta. Es una joven segura de sí misma, tal vez incluso algo vanidosa: “Isabel
pecaba, seguramente, de excesiva estimación por sí misma; se complacía con
frecuencia en contemplar su propia manera de ser y solía dar por sentado, a
pesar de la falta de pruebas, que tenía razón, lo que la inducía a tributarse a
sí misma el homenaje de la propia admiración,”
No será Isabel el único personaje
representante de la americanidad, también se instalarán temporalmente en
el viejo continente su amiga periodista; la radical Henrietta, y un antiguo
pretendiente, que entre ambos intentarán a lo largo de las 800 páginas de la
obra evitar que Isabel pierda su esencia americana.
Podríamos decir que la primera
parte de la novela la dedica el autor a darnos a conocer íntimamente a Isabel y
a su entorno cercano. Tenemos un narrador que lo sabe todo y que nos dibuja la
personalidad de la dama dejándonos participar de los diálogos internos que
Isabel mantiene con su propia conciencia, estamos ante una de las novelas
psicológicas más importantes de finales del siglo XIX, una novela que se
encuadra en el movimiento del Realismo pero que va ya apuntando a la
modernidad.
Entre la corte de personajes que
desfilan por la vida de Isabel, destaca el personaje de su primo; Ralph
Touchett un noble inglés con un carácter melancólico, que tira de un humor fino
para sobrellevar su enfermedad incurable, una enfermedad que le imposibilita a
presentarse como candidato en la lucha por el amor de Isabel. Ralph demuestra
en toda la obra que es un gran conocedor del alma humana, siempre acierta en
sus juicios morales y es que parece tener un don para calar a los demás. La
relación que se establece entre ellos es de mutua admiración, él adora su lucha
por no dejarse atrapar por los convencionalismos sociales, su carácter noble y
sincero, su lealtad, y sobre todo su inocencia y ella le reconoce su superioridad
moral.
Precisamente esa admiración y esa
fe en ella hará que su primo convenza a su padre para que le ceda parte de su
herencia a Isabel, con ello quiere dotarla de medios suficientes para que no
tenga que depender de nadie y pueda vivir tal como quiera. Casi a la vez que Isabel
se convierte en un magnífico partido hace su aparición en escena la misteriosa
Madame Merle, una mujer viuda que vive revoloteando entre sus adineradas
amistades teniendo como virtud el disimulo y el dominar el arte de las buenas
costumbres. Esta mujer de mundo conquista fácilmente el alma inquieta de Isabel
que, convencida de su independencia no verá que a su alrededor se está urdiendo
un plan para atraparla. Esta dicotomía entre la inocencia y la bondad de Isabel
y la falsedad de su amiga es un tema recurrente en la literatura de James; la
lucha de la inocencia contra la corrupción.
En la segunda parte de la novela la
vida de Isabel ha cambiado por completo. Se ha casado con un ególatra al que
parece que nunca satisface, y lo peor de todo es que ha sido su decisión – una decisión
cuestionada por todos sus amigos-la que parece haberla conducido a ese
matrimonio infeliz. Es entonces cuando su conciencia toma el relevo y se convierte
en la actriz principal de esta obra ¿Cómo es posible que esta mujer que se
creía tan avispada, que priorizaba su libertad por encima de todo la haya
regalado tan fácilmente con este matrimonio? ¿Por qué no escuchó a su primo cuando,
contrario a sus principios, decidió
meterse en su vida y darle su opinión sobre
su futuro esposo? Eso es lo que intentará entender mientras decide apechugar
con su error guardando las apariencias. Nosotros, por supuesto ya lo sabemos,
ese narrador omnisciente nos ha puesto sobre aviso y tal vez por eso empatizamos
más con ella, porque vemos como a la sincera y bondadosa Isabel la ha vencido
el Viejo Mundo con su falsedad y su cinismo.
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