
¿Por qué? Pues porque aquí está en su punto, está fuerte, pletórico,
valiente, decidido y, sobretodo, en sus plenas facultades irónicas. Para todo
aún tiene opinión y sobretodo ganas de expresarla. Más adelante os daré
ejemplos. Pero empezaré con orden, porque estoy hablando de él como si todos ya
lo conocierais y - aunque deberíais- imagino que no es así.
El sargento Bevilacqua y su compañera, la cabo Virginia Chamorro son dos
agentes de la Guardia Civil que llevan juntos - en el momento de la novela que
nos ocupa- poco más de tres años. El ingenio de Silva los unió por primera vez
en la novela "El lejano país de los estanques" (Editorial Destino,
1998) y desde entonces la pareja – hoy por hoy exclusivamente profesional- ha
viajado por toda la geografía española resolviendo asesinatos. En aquel momento Chamorro era una joven
inexperta que apuntaba maneras y Vila, el diminutivo que utiliza el sargento
para facilitar su denominación al prójimo, un agente algo más curtido que
acarreaba con suspicacia la designación de la compañera.
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