El 20 de noviembre de 2010 se cumplió un
siglo de la muerte de este genial e intenso novelista ruso; el conde Lev
Nikoláyevich Tolstói. Aunque sus obras “Guerra y Paz”, “Anna Karenina” o
“Resurrección” son las más conocidas por el gran público, este prolífico
escritor nos deleitó con numerosos cuentos, relatos cortos, ensayos, artículos,
cartas, sus diarios y, como no, otras obras de enorme calidad, entre ellas
“Sonata a Kreutzer” (1891) la novela corta que hoy reseño.
Su obra destaca por la claridad y franqueza con la que presenta actitudes y comportamientos humanos que- aunque no nos gusta vernos reflejados en ellos-, inevitablemente forman parte de nuestra conducta al adoptar unos valores que nos han sido impuestos. Tal vez, el acercamiento sin ambigüedades hacia las actuaciones y pensamientos universales de los seres humanos sea la causa de la permanencia y vigencia de su literatura en la actualidad.
Junto a "Felicidad conyugal" y "El diablo", "Sonata a Kreutzer" (1889), son las tres obras en que trata específicamente la cuestión de la vida matrimonial. La novela es corta pero intensa, te atrapa enseguida y no te suelta, su ritmo es vivo y va in crescendo a lo largo del relato, su lenguaje ágil, divertido, claro y elegante. Todos estos ingredientes componen una magnífica obra que recominendo leer al que quiera acercarse a Tolstói por primera vez.
Pózdnyshev, el protagonista quiere advertirnos sobre los peligros del amor carnal, la sexualidad y la lujuria, fuentes de grandes males que a él le han llevado a cometer un acto deleznable. También hace un llamamiento a la abstinencia, a no caer en el juego de la seducción desplegado por la mujer, y a resguardarse del matrimonio. Cabe decir que mientras Pózdnyshev hace este alegato contra el matrimonio, la pasión y el amor carnal, la mujer de Tolstói; Sofía Andréyevna Bers, traía al mundo a su noveno hijo. Ésta, hija de un medico moscovita, tan solo tenia 18 años cuando se casó con Tolstói y entre 1863 y 1888 tuvo ¡13 hijos! lo que significa que se pasó embarazada 25 años con muy pocos meses de intervalos. Ambos mantuvieron una relación intensa que llenó numerosas páginas de los periódicos de la época. Sofía amaba a su marido y le ayudaba en su labor creadora, pero no compartía totalmente sus creencias. Tolstói era un hombre huraño y ella no llevaba bien que, siendo nobles con posibles, vivieran de forma modesta, humilde y bastante aislada de la alta sociedad.
Su obra destaca por la claridad y franqueza con la que presenta actitudes y comportamientos humanos que- aunque no nos gusta vernos reflejados en ellos-, inevitablemente forman parte de nuestra conducta al adoptar unos valores que nos han sido impuestos. Tal vez, el acercamiento sin ambigüedades hacia las actuaciones y pensamientos universales de los seres humanos sea la causa de la permanencia y vigencia de su literatura en la actualidad.
Junto a "Felicidad conyugal" y "El diablo", "Sonata a Kreutzer" (1889), son las tres obras en que trata específicamente la cuestión de la vida matrimonial. La novela es corta pero intensa, te atrapa enseguida y no te suelta, su ritmo es vivo y va in crescendo a lo largo del relato, su lenguaje ágil, divertido, claro y elegante. Todos estos ingredientes componen una magnífica obra que recominendo leer al que quiera acercarse a Tolstói por primera vez.
Pózdnyshev, el protagonista quiere advertirnos sobre los peligros del amor carnal, la sexualidad y la lujuria, fuentes de grandes males que a él le han llevado a cometer un acto deleznable. También hace un llamamiento a la abstinencia, a no caer en el juego de la seducción desplegado por la mujer, y a resguardarse del matrimonio. Cabe decir que mientras Pózdnyshev hace este alegato contra el matrimonio, la pasión y el amor carnal, la mujer de Tolstói; Sofía Andréyevna Bers, traía al mundo a su noveno hijo. Ésta, hija de un medico moscovita, tan solo tenia 18 años cuando se casó con Tolstói y entre 1863 y 1888 tuvo ¡13 hijos! lo que significa que se pasó embarazada 25 años con muy pocos meses de intervalos. Ambos mantuvieron una relación intensa que llenó numerosas páginas de los periódicos de la época. Sofía amaba a su marido y le ayudaba en su labor creadora, pero no compartía totalmente sus creencias. Tolstói era un hombre huraño y ella no llevaba bien que, siendo nobles con posibles, vivieran de forma modesta, humilde y bastante aislada de la alta sociedad.
Sonata
a Kreutzer
Durante un viaje en tren varios pasajeros discuten sobre
el matrimonio concertado, el amor y el divorcio – tema que ocupaba a la opinión
pública europea del momento-. En un rincón, apartado de los demás, se encuentra
nuestro protagonista. En silencio escucha atentamente las diferentes posturas
para acabar sentenciando que el amor verdadero no existe y que el matrimonio es
un fraude. Él sabe de lo que habla porque Pózdnyshev se ha visto inmerso en un
matrimonio tormentoso, lleno de pasión, odio, ira y celos que ha terminado
trágicamente.
Pózdnyshev decide contarnos su historia y hacernos
partícipes de sus reflexiones. Sus pensamientos, argumentados con gracia y
claridad, giran en torno a un tema central: las relaciones entre los hombres y
las mujeres y la hipocresía de la sociedad burguesa en torno a ellas. Él lo
tiene claro, el amor verdadero no existe, el hombre es un depredador que tiene
como objetivo final conseguir el cuerpo de la mujer, lo necesita para saciar su
irrefrenable instinto sexual y el matrimonio le permite hacerlo de forma
segura, regular y dentro de la moralidad. La sociedad burguesa, falsa y armada
de doble moral, permite a los jóvenes varones de la nobleza llevar una conducta
libidinosa mientras a las muchachas les
niega el derecho a disponer libremente de su sexualidad. Pero esas criaturas
inocentes – considera Pózdnyshev - se
transforman una vez casadas y, sabedoras del poder de su sensualidad, subyugan
al hombre y lo acaban manejando a su antojo.
Al igual que nuestro protagonista, Tolstoi vivió su
juventud como todos los jóvenes de su posición; de forma disoluta, en el vicio
y en la verdadera depravación que está en: “sentirse
liberado de todo compromiso moral hacia la mujer con la que estableces un
contacto físico”.
Pero al llegar a
los treinta años Pózdnyshev decide buscar una esposa y formar una familia y
como no podía ser de otra forma buscará una muchacha pura e inocente. Lo tendrá
fácil porque en esta hipócrita sociedad,
los padres, ante la presencia de hombres ricos y bien posicionados,
muestran, como si de un escaparate se tratara, a sus hijas aleccionadas en el
arte de la seducción. Estos padres, al tanto del pasado relajado y libertino
del pretendiente, no dudan en entregarles encantados a sus inocentes hijas
formalizando una venta bajo el eufemismo del matrimonio.
Nuestro hombre quería empezar bien la relación y al igual
que Tolstói en la vida real le entregó a su prometida un diario donde explicaba
todas sus andanzas de juventud. Buscaba prevenirla y, tal vez, advertirla de la
clase de persona con la que compartiría su vida. La joven muchacha, al igual
que Sofía hizo con Tolstói aceptó sin más su pasado.
Así se casó Pózdnyshev, seducido por la belleza y la
sensualidad de su esposa. Atrapado por la pasión confundió el deseo por el amor
y así, una vez saciada esa pasión, la
ilusión y el enamoramiento se desvanecieron y dejaron paso al odio y la rabia.
La historia del matrimonio de Pózdnyshev nos irá atrapando, las peleas cada vez
más fuertes de la pareja parecen condenarla a un final trágico. Los celos,
presentes durante todo el matrimonio, en vez de extinguirse con el paso de los
años aumentan llevando a nuestro protagonista a un punto de locura sin retorno.
El final, intenso y fuerte, es el resultado de los actos de un hombre que, a
pesar de su preparación, ha sido débil y se ha dejado arrastrar por la pasión y
la sensualidad.
La obra pintada por Prinet lleva por título "La Sonate à Kreutzer" y fue exhibida por primera vez el año 1901. Se inspira en un pasaje de la novela donde la mujer de Pózdnyshev interpeta la pieza de Beethoven que titula la novela junto a un violinista que la pretende. Los celos que se desatan en el marido después de ver la emoción y la turbación en la mujer al interpretarla son el detonante que precipita el dramático final.
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René François Xavier Prinet.(1901) La obra inspirada en "Sonata a Kreutzer" |
Recomiendo la lectura de este espléndido artículo sobre
Tolstói escrito por Emma Rodriguez si queréis conocer más a este enigmático
autor.
Genial! Lectura que tendré en cuenta! Gracias!
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