Corría el año 2009
cuando Carlos Salem decidió recuperar a uno de sus personajes literarios y
reconvertirlo en su Philip Marlowe particular. Sí, el escritor y poeta
argentino se descubre admirador de Raymond Chandler, entre otros, también de
Bukowski y su tono canalla, presente en toda la novela. El personaje era
Arregui, el desencantado policía nacional que ya aparecía en su segunda novela,
Matar y guardar la ropa, un hombre
duro que esta vez se enfrentaba, ya como detective independiente, a un caso de
lo más surrealista: encontrar a un rey que se había escapado de casa.
Esa historia era Pero sigo siendo el rey (2010) y es la que recupera
ahora la Editorial Navona. La obra, reeditada en un robusto formato, viene
acompañada de otra historia; La loca del pelo verde, un breve caso del
investigador Arregui que nos permite descubrir que ha sido de él seis años
después de aquella extraña aventura.
“La historia que
quería contar era la de un hombre y un país frenados por dentro. Quería hablar de un tipo que era
un viejo prematuro y contrastarlo con la frescura de un viejo-niño. Quería una road movie que hablara del El Miedo y de cómo no vale de nada huir de él, porque lo
llevas dentro”.
Quien nos habla es Carlos Salem explicándonos que pretendía con su
tercera novela. El viejo prematuro es el detective Aguirre, un hombre enfadado
con todo pero sobre todo con él mismo, un hombre que se esconde mientras camina
por este valle de lágrimas con las emociones a medio gas tras la muerte de su
novia Claudia. Salem ya lo ha dicho, es un hombre frenado por dentro y
necesita, con urgencia, salir de ese letargo emocional que lo ha dejado a los
cuarenta y cinco años seco.
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